Cuba
La central nuclear de Juraguá: del sueño atómico a la pesadilla económica (I)

Todo comenzó en 1980. El gobierno de Fidel Castro buscaba cómo terminar con la dependencia de las costosas importaciones de petróleo.
Los cubanos querían cambiar su modelo de producción de energía y girar hacia otras fuentes alternativas, incluyendo la eólica y la solar
Jonathan Benjamin Alvarado, autor del libro «Power to the people. Energy and the Cuban nuclear programme»
Al frente de aquel esfuerzo se colocó a Fidel Castro Díaz-Balart, quien se había formado como físico en el Instituto de Energía Atómica I. V. Kurchatov, de Moscú.
Como secretario ejecutivo de la Comisión de Energía Atómica de Cuba, el hijo del presidente capitaneó los esfuerzos para poner en marcha una planta que debía satisfacer hasta un 15% de las necesidades energéticas de la isla y generar miles de puestos de trabajo.
El plan contemplaba la creación de una planta, junto a la que se alzaría la conocida como Ciudad Nuclear, en la que se construyeron viviendas e infraestructuras para acoger a miles de trabajadores, muchos de ellos llegados de la URSS. Pero de eso hablaremos en otro artículo.
El proyecto
Surgió fruto de los acuerdos de cooperación firmados entre los gobiernos de la antigua URSS y Cuba, en 1972, para la introducción de la energética nuclear en Cuba y considerando:
- La amplia aceptación que en aquel entonces tenía el uso de la energía nuclear como una opción viable para satisfacer la creciente demanda de electricidad a nivel mundial.
- La concientización de la necesidad de buscar fuentes alternativas de energía, que se hizo evidente a raíz de la denominada «Crisis del Petróleo», sobre todo para los países que no poseen, o poseen limitados recursos energéticos.
- Las facilidades comerciales que la antigua URSS le concedía a Cuba.
Cuba diseñó un programa electronuclear, que incluía la construcción de una Central Electronuclear (CEN) cerca del poblado de Juraguá, en la provincia de Cienfuegos.

En los convenios intergubernamentales sobre la colaboración económica y técnica se incluía el suministro de dos reactores nucleares, cada uno de una potencia de 440 MW (Proyecto B-318), en condiciones apropiadas de crédito, y se establecieron las obligaciones de ambas partes en la ejecución de esa obra y el suministro íntegro soviético de la tecnología y su asistencia técnica.
La Central Electronuclear de Juraguá, en sus inicios, preveía la ampliación con otros dos bloques, y se estimaba que produjera el 25% de la energía eléctrica que consumía Cuba. Ella quedaría ubicada en una zona de auge industrial, a la vez que su posición en el centro de la isla facilitaría la distribución de la energía generada.
Otras 2 plantas
En etapas posteriores se concebía la instalación de otra planta nuclear en la zona oriental del país, al norte de la provincia de Holguín, cerca de los yacimientos de minerales de Moa y Nicaro; y una tercera central nuclear en el occidente del país, en Pinar del Río.
Este esquema de instalaciones sucesivas de reactores al sistema energético
nacional cubriría el aumento sostenido de la demanda eléctrica que experimentaba el país en aquellos años, y al mismo tiempo aliviaría, en parte, a Cuba y a la extinta URSS, de la costosa caravana de buques tanqueros establecida a través del Atlántico o del suministro del crudo vía terceros países, lo cual lo encarecía.

La Central Nuclear de Juraguá estaba concebida para cuatro bloques de una potencia eléctrica de 440 MW cada uno. Cada bloque estaría formado por un reactor nuclear modelo VVER-440-318 y dos turbogeneradores de 220 MW.
Las siglas VVER hacen referencia a un reactor nuclear de agua presurizada (PWR por sus siglas en ingles) desarrollados en la antigua Union Sovietica y la actual Rusia. VVER es la transcripcion del acronimo ruso BBP‚ Reactor Energetico de Agua-Agua). Dicho nombre se deriva del hecho de que el agua funciona tanto como refrigerante como moderador de neutrones.
Los reactores VVER son similares a los reactores utilizados en los países occidentales denominados PWR ( Pressurized Water Reactor). Este concepto es posiblemente el más difundido en el mundo y ha demostrado ser intrínsecamente seguro.
El inicio de la construcción
La construcción del bloque 1 de la central, se inició a finales del año 1983, mientras que la del bloque 2 comenzó en el año 1985.
La construcción de la planta nuclear fue muy costosa debido a varios factores que se tuvieron que en cuenta en su proyecto. Entre ellos se destacan los siguientes:
- El hecho de que el sitio del emplazamiento tuviera riesgos sísmicos implicó un reforzamiento de las estructuras para soportar temblores de tierra de hasta 8 grados en la escala de Richter.
- La planta fue concebida relativamente retirada de la costa para evitar afectaciones por penetraciones del mar (Tsunami), y esto provocó mayores inversiones en los canales que comunican a la central con su medio de enfriamiento: el mar.
- Se previó el reforzamiento, respecto a versiones anteriores de los reactores VVER-440, del recinto de contención, que aísla al reactor del medio ambiente exterior. La contención resistiría la caída de un avión de 20 toneladas de peso a una velocidad de 200 metros por segundo.

La construcción de la obra se adelantó, a pesar de la inexperiencia cubana en la construcción de centrales nucleares.
Las obras sufrieron de retraso debido, fundamentalmente, a que Cuba era país en desarrollo, con una limitada industria nacional y, por ser Juraguá su primera instalación nuclear.
El 26 de Abril de 1986 se produjo el trágico accidente en la central nuclear de Chernóbil.
Este hecho obligó a realizar investigaciones y a tomar medidas extremas de calidad en todas las instalaciones electronucleares, aunque los reactores que se utilizarían en la CEN de Juraguá (VVER-440) no usaban el grafito como el de Chernóbil, sino el enfriamiento por agua, y eran considerados los más seguros hasta entonces.
Todo ello redujo el ritmo de la obra.
